Cuando Netflix se hizo con los derechos de «Black Mirror» todos los fans nos alegramos, además de por el motivo evidente de asegurarnos nuevos capítulos, porque la presencia de la serie en esta plataforma podría dar pie a capítulos más experimentales o arriesgados (más si cabe), una vez alejados de la dictadura de la audiencia televisiva. Y este Bandersnatch es un ejemplo claro de este mundo de posibilidades: Una película al estilo de los libros de «elige tu propia aventura», en el que el telespectador ejerce un papel importante al ir tomando decisiones en distintos momentos de la película, que con mayor o menor grado de influencia terminarán llevándonos hacia alguno de los múltiples finales que plantea esta aventura visual con más de 5 horas de contenido total grabado. Se trata por lo tanto de una idea novedosa, prácticamente primeriza dentro del terreno audiovisual (si dejamos de lado a los videojuegos), y con un guión atrayente que intenta conservar el espíritu Black Mirror, aunque precisamente el perseguir esta denominación de origen en el primer intento puede haber terminando lastrando un poco la satisfacción final de quienes la han visto, pues termina siendo un producto que ni es como un capítulo de Black Mirror, ni parece que sea plenamente una historia de elige tu propio final
Pues siglo y medio después vuelve a aparecer un relato por este blog. Hace años, la ambiciosa idea inicial que teníamos para nuestra página había dado cabida a esta sección de pequeñas historias que de vez en cuando se dejaban ver por aquí, pero que terminó cayendo en el olvido como la constancia a la hora de actualizar. Así que nada, aprovechad que hasta dentro de cinco años a lo mejor no vuelve a haber otro.
The end of F*** world apareció el año pasado como una de las sorpresas de la temporada. Una serie fresca, con una historia poco tradicional y una primera temporada muy corta, que favorecía el acercamiento de los que no tenían muy claro si les podría llegar a gustar una serie de comedia sobre un adolescente, que se cree psicópata, y que se escapa de casa con una compañera del colegio (también peculiar) con la firme intención de matarla. Gran parte del éxito residió además en la química de los protagonistas (Alex Lawther y Jessica Barden), muy creíbles en sus papeles, formando una dupla que podría terminar siendo cargante, pero acaba como todo lo contrario, consiguiendo que nos pongamos de su lado pese a que, a fin de cuentas, se trata de un par de mocosos, proyecto de obligados delincuentes por las circunstancias que se van a ir encontrando.
Un largo camino se ha recorrido desde 1972, con la primera generación de videoconsolas y con esta primera tanda el aclamado juego PONG, hasta la actualidad, 2018, con la octava generación en sus últimos años de vida y en plena E3, la feria más importante de este mundillo.
Nadie puede dudar que la industria del videojuego ha evolucionado mucho y poco a poco esta rompiendo barreras que llevan años implantadas, como el de asociar videojuegos a infantil o hacer historias que nada tienen que envidiar a películas o series en la actualidad. Pero no solo es el tema de romper barreras, también se puede notar en su evolución. Jugabilidad, gráficos, variedad, profundidad, inclusión de realidad virtual y un largo etc son cualidades en las que ha mejorado.
En el año 1997 HBO ponía la primera piedra en el camino de la nueva edad de oro de la televisión con el estreno de «Oz». Serie ambientada en la cárcel y caracterizada por una violencia y crudeza atípica en la época, no apta para todo el mundo. Serie que sirvió para, entre otras cosas, romper el corsé de la estructura típica de las series de televisión permitiendo un nuevo tipo de historias, no tan familiares, y abriendo el hueco para todos los que vinieron después, ya se llamaran Tony Soprano, Jimmy McNulty, Walter White o Cersei Lannister.
La otra cara de la moneda se ejemplarizaba en España, donde ese mismo año, la serie de más éxito era «Médico de familia», que semanalmante reunía a toda la familia delante del televisor para seguir las aventuras de Emilio Aragón y compañía. Cuando HBO ya había entendido que en la diferenciación podría encontrarse el éxito, el resto del mundo seguía empeñado en que sus productos tenían que concentrar a cuanta más gente mejor, haciendo cosas que fueran del agrado de espectadores de todas las edades y gustos, con series blancas sin grandes complicaciones ni alardes.
Este año se cumple el décimo aniversario del estreno de una de las grandes series de los últimos tiempos y de la historia de la televisión. Breaking bad no tuvo un inicio fácil, con una primera temporada acortada por culpa de la huelga de guionistas de aquel año, pero poco a poco, año tras año, fue incrementando el número de fans que llevó a que su temporada final fuera un auténtico fenómeno de masas. Esta situación siempre suele ser útil para impulsar la carrera de sus actores protagonistas, gozando de mayores oportunidades tras el final de la serie. Hoy, nos encargamos de echar un vistazo a qué ha sido de ellos una vez acabada la misma.
La renovación por una quinta temporada ha sido sin duda una gran noticia para los seguidores de Black mirror, que a su vez se trata de la reafirmación de la confianza de Netflix por una serie que aunque sigue enganchando, empieza a mostrar los primeros síntomas de agotamiento. La fórmula en donde cada capítulo es una historia diferente tiene la evidente ventaja de que un gran episodio puede salvar una temporada, pero esto podría empezar a no ser suficiente si el año que viene las cosas siguen igual. Y es que esta cuarta temporada, salvando la honrosa excepción de «Hang the DJ», podríamos resumir el resto de episodios como una historia en donde alguien se enchufa un cachivache en la sien para ver lo que ve/recuerda/piensa otra persona, o bien alguien está persiguiendo a alguien. Una constante que deja cierta sensación de deja vu continuo, muy alejado de la tónica de temporadas anteriores donde cada capítulo era una nueva sorpresa. A continuación hacemos un repaso a esta cuarta tanda de la serie, con algún que otro ligero SPOILER.
Algo se está empezando a cocer en nuestra sociedad, como se ha encargado de demostrar la reciente huelga del día de la mujer; un soplo de aire fresco y necesario en el que el mundo de las series no se va a quedar atrás, y es que ya vimos hace unos meses como como «The Handmaid’s Tale» y «Big Little Lies», series de marcado carácter femenino (y feminista), arrasaban en los globos de oro, acompañando a «The Marvelous Ms Maisel», otra serie que gira alrededor de una mujer. Llevamos de hecho unos años donde se está fortaleciendo el rol femenino más allá de ser un acompañante de turno del héroe, con ejemplos como el de Carol en «The Walking Dead», tan molona como Daryl, el de Claire en «House of Cards», tan temible como Frank, o el caso de «Orange is the New Black», donde no solo las mujeres son las protagonistas absolutas de la historia, sino que la relaciones se tratan con total normalidad, independientemente de si una es heterosexual o lesbiana. No hace muchos años este nuevo orden era un oasis utópico, en donde, pese a existir mujeres protagonistas, estas rara vez eran fuertes o poderosas, y en donde en ningún caso se les pasaría por la cabeza liarse con otra mujer. Fue gracias a la aparición de grandes valientes como se consiguió ir abriendo el camino hacia la igualdad no ya de género, sino del camino hacia las mismas oportunidades interpretativas. Y entre este grupo de selectas heroínas merece la pena destacar a la protagonista de esta sección, que no es otra que «Xena, la princesa guerrera».
Nadie daba un duro por este 2017, un año que empezaba con Donald Trump como presidente y del que no podíamos estar seguros si veríamos el final por culpa de alguna decisión de las suyas. Sin embargo, el mundo aun no se ha acabado y aquí estamos un año más para traeros los 10 momentos que más revolucionaron internet durante los últimos doce meses. Un año tan prolífero como los anteriores en momentos de locura internetil, incluyendo gallos en eurovisión, suicidios en directo de criminales de guerra, el compromiso de una actriz estadounidense con el miembro más loco de la familia real británica, un flotador de pelícano colapsando playas y piscinas y desgraciadamente, algún que otro ilustre en el apartado de necrológicas como Tom Petty, Hugh Heffner, Jerry Lewis, Chester Beninngton o Chiquito de la Calzada.
La serie más comentada del año está de nuevo en el candelero tras la publicación de un estudio en la revista JAMA Internal medicine en el que se afirma que, desde el estreno de la serie a principios de año y durante el período analizado, la búsqueda de información en internet sobre el suicidio experimentó un incremento significativo. Esto no tendría mayor relevancia sino fuera porque estas búsquedas no sólo se concentraron en conseguir información sobre el suicidio en general, sino en el aumento del interés en cómo cometerlo (dice el estudio que el criterio de búsqueda «cómo suicidarse» aumentó en un 26% durante el apogeo en popularidad de la primera temporada).
Como era de esperar, la respuesta de Netflix no tardó en aparecer defendiendo a la serie como punto de inflexión para aumentar la difusión y la discusión sobre un tema tan delicado, y numerosos blogs vuelven a debatir sobre la posible idealización que la serie ha podido realizar sobre un drama como es el suicidio adolescente.